martes, 19 de mayo de 2015

Gente y carretera

Un  bambú nublado, angustiado y argentino se alargaba como una carretera llena de plomo y camino... sosteniendo  máquinas de  guerra en un momento en el que, si faltaba algo, no se lo encontraba...

Gente y gente...

Y tiemblan las  nuevas  carreteras... tiembla el holandés que falta a la invitación de  césped y redonda... falta gente pero las nubes  de lluvia juntan y amontonan singularidades de papelitos y vitoreos inentendibles.

Gente y gente...

Las ramas se rompen y el bizcochuelo de  mamá lo va a comer el abuelo verdaderamente imberbe mientras el frío sobre las hermanas del sur rompe huesos, actitudes, cuchillos de fuego y una niñez o mil.

Gente y gente...

Se concentran las palomas pero quieren escapar de la plaza  porque  prefieren contemplar  pañuelos ajustados. 

Gente y gente...

Pasen por aquella carretera,  máquinas destructoras, que ustedes han desvencijado  estómagos y  hogares cuando la gente y gente sajona, sin derecho, pero con mucho Imperio, bajo palabras de hierro rosado, cumplieron con su tarea.

viernes, 23 de enero de 2015

Sólo tú.

Sólo tú haces eso:
sólo tú haces del vaso en el que viertes agua
una catarata refrescar mi corazón.
Sólo tú sabes desabotonar
abotonar, desabotonar y volver a abotonar mi mundo.
Sólo tú logras conmigo un brindis de copas que se rompen,
y con cuánta suerte se rompen, porque en cada fragmento,
en cada superficie rota veo tu reflejo.
Y cada fragmento es una ventana más completa que verte.
Prefiero lo parcial, dividirte: verte donde quiera que estés.

Y ese lugar a donde no llegaron los vidrios es un infierno
sin hielo, sin fuego, sin ti.