martes, 2 de septiembre de 2014

Gracias por negar


En un banco se sentaban seis hombres y una damisela
En un tiempo espasmódico decenas de sabores sobran.
Donde el amor hiere, y la daga abraza, goza.
Cuando el dolor permite que la palabra caiga.

Dama, de oro su mirada, de hielo su corazón honesto,
De neutrinos febriles y eternos, de arcoiris sangriento,
De alma férrea, de tacto sólido y funesto.

Tres veces no era suficiente
Ni seis, ni doce.
Oralidad asesina y necesaria.
Habla penetrante y necesaria.

Si su equilibrio es indeciso,
Si titubea y, temblorosa e incierta, no afirma,
Si no aguijonea al músculo primero
El hombre no vive.

Negar huele a negación
Mas instala y centraliza
La obra humana:
la sabiduría del hombre.