miércoles, 3 de septiembre de 2014

Hígado de bilis


Me aferro al lúgubre rencor
me caigo en un laberinto
y un tizne carbón de horror
no brillo, lloro, ni grito.

Luz bebo de salto en salto
y profetizando un grave
enfurecimiento oigo
que la lluvia nos agrede.

Todo ataca, todo ciñe
entre ira y paz, entre vida
y más odio que oscuro
color de noche hambrienta.

Choca la ofuscada leña
cuando el hachazo recibe
cuando de furia se aviva
cuando las llamas sostiene.

La cólera no es idónea
mas es sabrosa y dulce
en mi núcleo de brea
moneda para la náyade.

Aunque apaciguar no sepa
mi lago interno turbado
donde el pretérito entra
por negra sidra, escanciado.

Entre muertes y mordidas
de disgustadas heridas,
a ver abruptas intrigas
y asestar garras no dignas.

Hay un bullicio y un escándalo
porque no sacia mi hambriento
taciturno y apenado
hígado de hiel y sándalo.