domingo, 28 de septiembre de 2014

Tú con cien, yo con siete billones.


Las noches comen blancuras de invierno.
Se hamacan hojas en el viento frío
y los golpes no cesan,
porque la furia siempre
puede más, destruye más.

Todo se choca ante lo celeste.
Y no sé si es Tu culpa.
Prefiero que así lo sea,
prefiero que así lo sea.

A mi puerta ni aún gritando vienes,
ni aún llorando de odio.

¿Crees que son cien nombres
suficientes para apelar tu alma?

He aquí ante mi escritorio
una lista que sigo completando
de siete billones de formas para
ahondar tu inexistencia.
¿Suficientes serán?